Tapices salasacas (tungurahua)

La textilería en Tungurahua se remonta a la época de los Incas, cuando los Salasacas se asentaron en esta provincia. Hasta la década de 1950 prácticamente todas las familias Salasacas poseían un telar de cintura. Se tejían bayetas[1], fajas y ponchos que eran elaborados con la lana de las ovejas de la familia, para su […]

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La textilería en Tungurahua se remonta a la época de los Incas, cuando los Salasacas se asentaron en esta provincia. Hasta la década de 1950 prácticamente todas las familias Salasacas poseían un telar de cintura. Se tejían bayetas[1], fajas y ponchos que eran elaborados con la lana de las ovejas de la familia, para su autoconsumo.

En 1954 el Programa Punto IV, aprovechando la destreza de este pueblo en trabajar los textiles, enseñó a un grupo de hombres Salasacas a tejer tapices en telares de pedal. En la década de 1970 se siguió incentivando esta práctica por el mismo programa y por “El Cuerpo de Paz”, surgiendo así talleres artesanales que elaboraban y comercializaban tapices. Esta técnica artesanal se trabajó durante varios años y en la actualidad es realizada por hombres y mujeres; sin embargo, cada vez menos personas se dedican a este oficio.

Las materias primas para confeccionar estos objetos son la lana de oveja y el algodón. La lana de oveja es obtenida, hilada y teñida por los propios artesanos que elaboran posteriormente los tapices. El teñido se hace con tintes naturales obtenidos de diferentes plantas del sector y con anilinas.

Los diseños de los motivos pueden ser elementos de la naturaleza como montañas o ríos, motivos zoomorfos, fitomorfos, antropomorfos, geométricos y mixtos. Estos diseños se van formando en el telar al entrecruzar los hilos. Existen motivos que se han vuelto emblemáticos como: “Las tres chismosas”, “La Mama Tungurahua”, “El Danzante Salasaca”, “El Inca danzante” y “El calendario Inca”.

[1] Tela tejida con lana en telar de pedales. Sirve para confeccionar anacos, rebozos, vara y media, pañales, etc (Diccionario de la Artesanía Ecuatoriana, 2003, pág 40).

English

Salasacas tapestries

Textile weaving in Tungurahua dates back to the time of the Incas when the Salasacas settled in this province. Until the 1950s, practically every Salasaca family owned a backstrap loom. They wove cloths, girdles and ponchos, which were made from the wool of the family’s sheep for their own consumption. In 1954, the Point IV Programme, which arose after the Second World War, taking advantage of the textile skills of the people, taught a group of Salasacas men to weave tapestries on treadle looms.

In the 1970s, this practice continued to be encouraged by the same programme and by the “Peace Corps”, thus creating artisan workshops that produced and marketed tapestries. This artisan technique has worked for several years and is currently carried out by men and women; however, fewer and fewer people are dedicated to this trade. The raw materials used to make these objects are sheep’s wool and cotton. The sheep’s wool is obtained, spun and dyed by the craftsmen themselves, who then make the tapestries. The dyeing is done with natural dyes obtained from different plants in the sector and with aniline dyes.

The designs of the motifs can be elements of nature such as mountains or rivers, zoomorphic, phytomorphic, anthropomorphic, geometric and mixed motifs. These designs are formed on the loom by interweaving the threads. There are motifs that have become emblematic such as the three gossips, The Mama Tungurahua, The Dancing Salasaca, The Dancing Inca and The Inca calendar.

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