Bordados folklóricos

Las fiestas folklóricas son eventos culturales de particular importancia en Bolivia, consisten en el desfile de una variedad de danzas de origen prehispánico, colonial y republicano. Un elemento que caracteriza a las danzas folklóricas es la colorida indumentaria, elaborada por hábiles artesanos, cuya misión de vestir a cientos de danzarines. La vestimenta de algunas danzas […]

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Las fiestas folklóricas son eventos culturales de particular importancia en Bolivia, consisten en el desfile de una variedad de danzas de origen prehispánico, colonial y republicano. Un elemento que caracteriza a las danzas folklóricas es la colorida indumentaria, elaborada por hábiles artesanos, cuya misión de vestir a cientos de danzarines. La vestimenta de algunas danzas está ricamente ornamentada con bordados de diseños y formas complejas que son producto de una herencia cultural muy antigua. Existe la versión que el origen del arte del bordado está en la llegada de sastres europeos en la época colonial, cuya tarea era vestir a curas, santos y las élites virreinales. Se tratada de un bordado de estilo barroco, empleando finas telas e hilos de oro y de plata. El arte fue transmitido a sus aprendices indígenas, quienes muy pronto utilizaron los conocimientos y técnicas aprendidas para adornar sus vestimentas festivas, adecuando los diseños y materiales a su realidad sociocultural y cosmovisión. Estos aprendices se convirtieron en maestros, y llevan varias generaciones manteniendo el arte del bordado folklórico.

Resumidamente, vamos a describir los materiales, herramientas y técnicas de los bordados folklóricos que corresponden a las danzas de la Diablada y la Morenada, que son las más representativas de estas fiestas. En cuanto a materiales, principalmente se emplean telas (piel de lobo, satín, piel de sirena, gamuza). Hilos (de milán, no muy usual en la actualidad por su elevado costo; hilo de algodón; fibras sintéticas de fantasía, dorado y plateado, que ha ido reemplazado al hilo de milán; hilos de salón de colores para los bordados polícromos. Cartón, para dar consistencia a los bordados. Perlas, pedrería sintética y lentejuelas de colores para adornar los trajes y dar más realce a los diseños. Cintas y encajes para el mismo fin. Las herramientas que se utilizan son: un bastidor, para tesar la tela y que el bordado quede muy fino; agujas de diferente grosor; una carreta de madera o cartón para envolver el hilo; pegamento; tijeras, dedal, compás, cinta métrica y otros necesarios para un trabajo de precisión. En algunos casos, se ha introducido las máquinas de bordado computarizado, esto para agilizar el trabajo, ya que existe una alta demanda de trajes folklóricos en las fiestas urbanas que son masivas; sin embargo, hay artesanos tradicionales que prefieren el trabajo 100% manual, que suelen ser los más experimentados y de mayor prestigio.

El bordado comienza con el diseño de las diferentes figuras, para lo cual el artesano tiene amplios conocimientos de dibujo y de la cultura local. Estos diseños son plasmados en moldes de cartón que luego son fijados en la tela preparada en un bastidor; de ahí se procede al bordado en sí, habiendo preparado previamente las hebras de hilo que se utilizarán. Algunas piezas del conjunto de un bordado se hacen por separado y después son integradas con el uso de pegamento para tener así las figuras centrales de un traje bordado. Finalmente, se completa el decorado de la obra utilizando perlas, lentejuelas, pedrería y la aplicación de cintas y flequillos. Los trajes más complejos requieren de una estructura de cartón para darle la forma y consistencia. La iconografía del bordado comprende elementos relacionados con la cultura e historia local y con la narrativa que justifica en motivo de cada una de las celebraciones festivas. En Oruro, por ejemplo, se prefiere incorporar figuras de diablos, morenos, sapos, víboras, lagartos, cóndores, etc., que son parte de la mitología regional. En otros casos, también se muestras figuras de escudos o emblemas propios de cada región. Actualmente, existen alrededor de 300 artesanos bordadores en Bolivia, principalmente en las ciudades de Oruro (60), La Paz (200) y Cochabamba (20). Algunos de ellos son maestros de gran antigüedad, otros son más jóvenes y aprendieron el oficio como parte de una tradición familiar; también hay aprendices operarios de talleres reconocidos que empiezan a independizarse formando su propio negocio.

 Se reconoce como de obras de mayor calidad a las elaboradas por los viejos bordadores. Por ejemplo, en Oruro existen familias donde este arte ha pasado por cuatro generaciones y, por tanto, ofrecen trabajos muy elaborados que llegan a tener un costo alto y un mercado selecto; esto está relacionado con el prestigio que cuenta el Carnaval de Oruro, declarado por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad el año 2001 y porque Oruro se considera como la Capital del Folklore de Bolivia.

english

Embroidery and Folklore

Folkloric festivals are cultural events of particular importance in Bolivia, consisting of the parade of a variety of dances of pre-Hispanic, colonial and republican origin. One element that characterises the folkloric dances is the colourful costumes, made by skilled artisans, whose mission is to dress hundreds of dancers. The costumes of some dances are richly ornamented with complex shapes that are the product of a very ancient cultural heritage. There is a version that the origin of the art of embroidery lies in the arrival of European tailors in colonial times, whose task was to dress priests, saints and the viceregal elites. It was embroidery in the baroque style, using fine fabrics and gold and silver threads.

The art was passed on to indigenous apprentices, who soon used the knowledge and techniques learned to decorate their festive garments, adapting the designs and materials to their socio-cultural reality and worldview. These apprentices became masters, and have been maintaining the art of folk embroidery for several generations.

In summary, we will describe the materials, tools and techniques of the folkloric embroidery that correspond to the Diablada and Morenada dances, which are the most representative of these festivities. In terms of materials, fabrics are mainly used, milan threads, cotton thread, synthetic fantasy fibres, coloured lounge threads for the polychrome embroidery. Cardboard, pearls, synthetic rhinestones and coloured sequins to decorate the costumes and enhance the designs, ribbons and lace.

The tools used are a frame; needles of different thicknesses; a wooden or cardboard spool for wrapping the thread; glue; scissors, thimble and others necessary for precision work. In some cases, computerised embroidery machines have been introduced to speed up the work, as there is a high demand for folkloric costumes at festivals; however, there are traditional artisans who prefer to work 100

The embroidery begins with the design of the different figures, these designs are then moulded and fixed on the prepared fabric in a frame; from there, the embroidery proceeds. Some parts of an embroidery ensemble are made separately and then integrated to form the central figures of an embroidered costume. Finally, the decoration of the work is completed by using pearls, sequins, rhinestones and the application of ribbons and fringes. The more complex costumes require a cardboard structure to give them shape and consistency. The iconography of the embroidery includes elements related to local history and the narrative of festive celebrations.

In Oruro, for example, it is preferred to incorporate figures of devils, morenos, toads, snakes, lizards, condors, etc., which are part of the regional mythology. In other cases, figures of coats of arms or emblems typical of each region are also displayed. There are currently around 300 embroiderers in Bolivia, mainly in the cities of Oruro (60), La Paz (200) and Cochabamba (20). Some of them are masters of great antiquity, others learned the trade as part of a family tradition; there are also apprentice operators of recognised workshops who are starting to become independent, forming their own business.

In Oruro, there are families where four generations have passed and, therefore, they offer very elaborate works for a select market; this is related to the prestige of the Oruro Carnival, declared by UNESCO as a Masterpiece of the Oral and Intangible Heritage of Humanity in 2001, Oruro is considered the Folklore Capital of Bolivia.

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