Description
En México hay muchas mujeres, generalmente miembros de comunidades indígenas que tejen huipiles como parte de su indumentaria y otros para la venta. Esto sucede, por ejemplo, en Puebla, Yucatán, Campeche, Chiapas, Oaxaca o Guerrero.
El huipil es una prenda de origen prehispánico, como atestiguan esculturas, códices y pinturas murales precolombinas. Aunque algunos grupos incorporaron la lana y el telar de pedal, y luego el algodón importado o los hilos comerciales, el sentido original del huipil no se ha alterado.
Hoy, son son muchas las mujeres que continúan usando el coyuchi, un algodón nativo, así llamado pues su color remite al pelaje de un coyote. Ellas saben cultivarlo, cosecharlo y limpiarlo, luego lo abatanan dándole golpes para que las fibras, que son muy cortas, se integren en tiras más largas. Generalmente las viejas hilan pues, como dicen, “para hacerlo no necesitan ojos, sino dedos y corazón”. El hilo lo hierven con nixtamal para evitar que se troce y lo tiñen usando cortezas, raíces, plantas, fierro, añil o cochinilla y tejen en telares de cintura y con la iconografía tradicional, con la que representan su entorno y su cosmovisión. Cada huipil muestra la sensibilidad y la mirada de cada artesana.
Buenos ejemplos son los huipiles elaborados por una mujer amuzga llamada Victorina López Hilario, de Xochisltahuaca, en la Costa Chica de Guerrero, así como los elaborados por una mujer tzotzil, Carmen Vázquez Hernández, de Venustiano Carranza, Chiapas. Ambas han recibido premios y reconocimientos nacionales. También destacan los huipiles tejidos por Francisca Palafox, indígena huave de San Mateo del Mar, Oaxaca.
Para ver huipiles de calidad se puede acudir al Museo de Arte Popular o a la Tienda de la Fundación Cultural Banamex, ubicada en el Palacio de Iturbide, ambos en Ciudad de México; o en Sna Jolobil, en el Centro de Textiles del Mundo Maya, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas o el Museo Textil de Oaxaca.
english
Huipiles
In Mexico there are many women, generally members of indigenous communities, who weave huipiles as part of their clothing and others for sale. This happens, for example, in Puebla, Yucatán, Campeche, Chiapas, Oaxaca or Guerrero. The “huipil” is a garment of pre-Hispanic origin, as attested by pre-Columbian sculptures, codices and mural paintings. Although some groups incorporated wool and the treadle loom, and later imported cotton or commercial threads, the original meaning of the “huipil” has not been altered.
Today, only a few women continue to wear the “coyuchi,” a native cotton, so called because its colour is reminiscent of a coyote’s fur. They know how to cultivate, harvest and clean it, then beat it so that the fibres, which are very short, are integrated into longer strips. Generally, the old women spin the yarn because, as they say, “to do so they don’t need eyes, but fingers and a heart”. They boil the thread with “nixtamal” to prevent it from breaking and dye it using bark, roots, plants, iron, indigo or “grana cochinilla” and weave it on backstrap looms and with traditional iconography, with which they represent their environment and their worldview. Each “huipil” shows the sensitivity and vision of each artisan.
Good examples are the huipils made by an Amuzga woman named Victorina López Hilario, from Xochistlahuaca, in the Costa Chica of Guerrero, as well as those made by a Tzotzil woman, Carmen Vázquez Hernández, from Venustiano Carranza, Chiapas. Both have received national awards and recognition. Also noteworthy are the huipiles woven by Francisca Palafox, a Huave indigenous woman from San Mateo del Mar, State of Oaxaca.
To see quality huipiles you can go to the Museo de Arte Popular or the Tienda de la Fundación Cultural Banamex, located in the Palacio de Iturbide, both in Mexico City; or to Sna Jolobil, in the Centro de Textiles del Mundo Maya, in San Cristóbal de las Casas, Chiapas and the Museo Textil de Oaxaca.
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